Cuando hablamos de cine en Colombia, la mayoría pensamos en ir al multiplex más cercano (recordemos que ya murieron esas hermosas salas de antaño, como las de la película Cinema Paradiso (1988), en las que se detenía el tiempo en sus sillas y por las que proyectaron aquellas cintas de la época dorada del cine mexicano y de Hollywood) y pasar un buen rato, porque para la mayoría, el séptimo arte es sinónimo de entretenimiento, de pasar un momento de esparcimiento, de ir acompañados con la familia, o simplemente, el sitio para ir con la chica o el chico que nos gusta. Para muchos, el cine es como mirar televisión, por esta razón vamos a ver películas que no requieran tanto esfuerzo en concentración, comedias light, romances vampirescos adolescentes, secuelas, precuelas, remakes y “violencia sin sentido”, como sentenciaría un compañero de trabajo. Vemos cualquier cosa que no nos recuerde el absurdo y cruel mundo en que vivimos.
Ahora que está en boga la película de Ciro Guerra, “El Abrazo de la Serpiente” (2015) por su nominación al Oscar, la mayoría del pueblo colombiano nos sentimos orgullosos de ese logro por parte del cineasta nacido en Río de Oro (Cesar), pero al ir a vivir esa experiencia de ver este filme en la sala de ese teatro, en aquel centro comercial, con nuestras respectivas crispetas con gaseosa, salimos más aburridos que una vaca en una cancha sintética. Es un desconcierto resumido en frases como: “Aburrida, no la entendí”, “¡las películas en blanco y negro son tediosas y anticuadas!”, “¿qué significa esa cantidad de culebras al principio y esos colores locos al final?” Este fenómeno del proceder colombiano no es nuevo, recordemos al emblemático y muy mencionado Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, al que muchos idolatran y consideran el hombre más insigne de este país pero pocos han leído voluntariamente pues se quedan con las exigencias de los currículos escolares del bachillerato.
Seamos realistas, la mayoría de los colombianos no leemos ni vemos buen cine. En el 2014 el Dane hizo un sondeo[1] donde se demuestra que el 28,7% de los nacionales lee un libro al año; el 23,5% lee dos; el 16,6% tres; el 7,7% de seis a nueve y el 8,9% diez o más. Nada de cifras que lleguen por lo menos a la mitad de la población. Además, el 55,9% no leen porque no les interesa.
Ahora vamos con cifras del cine[2]: “Rápido y Furioso 7” fue la película más taquillera en nuestro país en el año pasado con 4,3 millones de espectadores nacionales (“película de violencia sin sentido”), seguida por “Minions”, “Vengadores 2”, “Intensamente” y “Colombia Magia Salvaje”. Esta última tenía el gran beneficio de los bonos de descuento en taquilla que regalaba Almacenes Éxito a todos sus compradores poseedores de puntos acumulables, (7 millones de colombianos en total tienen Puntos Éxito, según cifras de la revista Dinero[3]).
Pero para las personas que les gusta leer, ver cine independiente, y viven en cualquier ciudad de Colombia que no sea Bogotá, Medellín o Cali, les toca hacer maromas para conseguir espacios culturales dedicados al buen séptimo arte y que cuenten con excelente literatura y poesía. A ellos les encantaría entrar todos los días a un espacio como la Cinemateca Distrital (con programación variada y reciente, en donde la entrada es muy económica) y comprar semanalmente un libro de segunda como los que venden en el centro de la capital, a 15,000 pesitos, pero en la provincia esas facilidades no se ven, la única solución allí es la piratería.
La incomprensión de filmes como “El Abrazo de la Serpiente” es el resultado de las escasas referencias literarias que posee mucha gente, cabe resaltar, en las que el cine independiente se inspira, que pueden venir de textos históricos, de arte, de literatura, de poesía, de la misma cinematografía y de muchos otros temas, y que para numerosas personas no les parece atractivo. Podemos culpar al Estado por sus políticas deficientes de impulsar la lectura en la población, por el costo de los libros, por las multipantallas que cada vez nos alienan más (televisión, PC, tablets, celulares, redes sociales), pero la verdad, es la pereza la que nos agobia y no nos deja encontrar lo que queremos leer[4].
Si nos gustara leer y ver buen cine podríamos entender y disfrutar de “El Abrazo…” y descubriríamos que se basa en los diarios de los científicos Theodor Koch Grünberg y Richard Evans Schultes. En el camino buscaríamos, o por lo menos ojearíamos referencias que nos puedan acercar un poco a este mundo indígena, como el primer libro de Carlos Castaneda “Las Enseñanzas de Don Juan” (1974), y veríamos el documental “Apaporis” (2011) del director colombiano Antonio Dorado, dos obras muy sencillas de digerir. Con solo eso le tomaríamos mucho cariño al tema. Y si ya nos sumergimos en el amazonas profundo y se nos da por investigar más, podríamos complementar leyendo la crónica de etnobotánica de Wade Davis “El Río” (1996), que nos permitirá conocer esa zona de Colombia que no nos muestran los noticieros. Algo de eso nos motivaría demasiado para seguir deleitándonos con cualquier filme o lectura. Parece mucho esfuerzo, nadie dijo que era fácil, pero es un reto que al final resulta reconfortante, y sí, para muchos, entretenido.
No quiero, a modo inquisidor, acusar y execrar a todas las personas que vieron “Rápido y Furioso 7” y a los que nunca han leído un libro por el puro placer de leerlo, pero no podemos pensar que el conocimiento y el entretenimiento solo se pueden obtener por medios que nos entreguen toda la información de una manera fácil, sin dar espacio a la reflexión y que no ayuden potenciar la individualidad.
Hay un espectro maravilloso y muy amplio en el arte y la cultura que nos estamos perdiendo por el solo hecho de quedarnos en el mismo lugar, haciendo pereza, culpando a otros, o simplemente mirando la caja boba, como aquellos personajes del Mito de las Cavernas de Platón, que solo veían sombras de lo real e importante de la vida.
[1] http://www.eltiempo.com/multimedia/especiales/cuanto-leen-los-colombianos/15606578/1
[2] http://www.semana.com/cultura/articulo/cine-2015-el-ano-de-los-records-en-taquillas/448797-3
[3] http://www.dinero.com/edicion-impresa/negocios/articulo/utilidad-puntos-programas-fidelizacion-empresarial/206479
[4] http://www.larepublica.co/en-un-pa%C3%ADs-de-pocos-lectores-los-j%C3%B3venes-son-la-excepci%C3%B3n_246016
Por: Fernando Laiseca Peralta.