«Y eso para no hablar del centrofoward nuestro… ¡el tipo está ahí! Donde deben estar los centrofoward. En la boca del arco. En el área chica. Pelota que recibe, ¡Pum! adentro. A cobrar. Y ojo, que el nueve de los de Boca no es maño tampoco. Es el mismo estilo que el nuestro. Siempre ahí: en la troya. Adonde están los japoneses. ¡Nos ha amargado más de un partido, eh! Yo no he visto los goles que nos ha hecho pero escucho los gritos y el ruido de la pelota adentro del arco…»
Memorias de un wing derecho – Roberto Fontanarrosa
Estamos terminando el guion de descripción de la película “Metegol” donde Campanella entremezcla diferentes modos de narrar, diferentes lenguas y lenguajes, donde trazos y pixeles, luces y sombras, desde las viñetas y los comics pasando por la animación, nos cuentan su lectura de las Memorias de un wing derecho, cuento de Roberto Fontanarrosa.
Campanella y Fontanarrosa, igual que Galeano, anduvieron buscándole el alma al fútbol, intentando una aproximación, una lectura, algo que fuera más allá de la descripción y la interpretación, buscando una palabra distinta a fe o religión. También intentaron descifrar el rostro del fútbol… bueno, los rostros; buscaron entre este complejo laberinto de espejos.
El Metegol es la historia de los perdedores, de los que no sueñan, de los que no esperan, de los que simplemente viven…de los que saben que al final somos una historia hilvanada de momentos, que al final nos fundimos en una mirada o en un abrazo, que así no comprendamos del todo el significado de la vida intentamos una aproximación a esa metáfora que nombramos como felicidad o que no nombramos, sencillamente besamos.
El fútbol es eso, es así como la vida, siempre va a empezar, habrá otro partido, otra oportunidad.
Avanzamos en el guion y se agolpan los recuerdos, las emociones, la adrenalina, las historias.
El fútbol es así, como lo describe Galeano:
“Y un buen día la diosa del viento besa el pie del hombre, el maltratado, el despreciado pie, y de ese beso nace el ídolo del fútbol. Nace en cuna de paja y choza de lata y viene al mundo abrazado a una pelota.
…
Los nadies, los condenados a ser por siempre nadies, pueden sentirse alguienes por un rato, por obra y gracia de esos pases devueltos al toque, esas gambetas que dibujan zetas en el césped, esos golazos de taquito o de chilena…”
El ídolo – El fútbol a sol y sombra – Eduardo Galeano
Es el fútbol el lenguaje de los marginales entre los marginales y, por supuesto, a nosotros también nos tocó; también la diosa del viento nos besó, nos bajó la luna, nos la metió en la cabeza y en el corazón. Después la bajamos a los pies y con ella corrimos al vacío, a la insondable noche, el vértigo nos llevó por una geometría sin líneas ni aristas, navegamos en una estela de cemento o grama, giramos, corrimos, gambeteamos, un zigzag, un toque, una ovación y regresamos a la sustancia, a la materia… el pito y otra vez tras la luna, una luna que sonríe, que sonríe en notas de cascabel, que toca la bota y a correr tras el silencio… al vacío… no importa es el fútbol… es la esfera que viene y va, es el alma corriendo tras las notas de metal, tras un sueño imposible.
Los recuerdos me devuelven a Cali. La fiesta del gol la hicieron Apolinar y Hermes… 3-3… Alineamos con José Domingo y Benjamín y nuestro eterno Capitán Luis Fernando Navarro. Del otro lado Lucumì, Alirio, El Checho… habíamos desafiado al poderoso e invencible equipo del Valle del Cauca.
Luego se disolvió el sol, es de noche después del juego… las laderas de Cali, la Circunvalar. Anduve buscando quién me llevara la mano, me guiara el trazo, quién me enseñara otro giro y otro bucle para completar la esfera, para dibujar la luna. Cali, una ciudad que es piel. De los apuntes y las notas de Dalia, la metáfora de la luna… otra historia…
“… el que huía de las concentraciones, escapándose por la ventana, porque desde los lejanos andurriales lo llamaba alguna pelota que pedía ser jugada, alguna música que exigía ser bailada, alguna mujer que quería ser besada.
¿Un ganador? Un perdedor con buena suerte. Y la buena suerte no dura.”
Garrincha – El fútbol a sol y sombra – Eduardo Galeano
Eso es el fútbol, una fiesta, un carnaval, un canto a la vida. Es danza y poesía. Es eso. Es correr y girar, danzar y saltar, volar, dejar que los sueños, la adrenalina y el viento te lleven. Lo demás… delirio.
“Entonces, cinco suplentes se hicieron titulares. Entre ellos, Pelé, un adolescente desconocido, y Garrincha, que ya traía mucha fama desde Brasil y mucho se había lucido en los juegos previos, pero había sido excluido del Mundial porque los estudios psicotécnicos le habían diagnosticado debilidad mental. Ellos, suplentes negros de jugadores blancos, brillaron con luz propia en el nuevo equipo de estrellas, junto a otro negro de juego deslumbrante, Didí, que desde atrás les organizaba las magias.”
El Mundial del 58 – El fútbol a sol y sombra – Eduardo Galeano
Ellos negros, nosotros ciegos; Garrincha “un pajarito inútil y feo”; Messi, asperger o autista… Ese es el lenguaje de la crítica, el lenguaje de los que viven de la saliva, la tinta y las redes sociales, ese es el lenguaje de los desafortunados a los que no besó la diosa del viento, a los que los dioses del fútbol les negaron la gracia del arte… ese es el lenguaje de quien no puede ir más allá de sus límites, de quien se consuela mirando y mirando. Voy a buscar una palabra en la lógica de ellos, la lógica de los críticos desde su perspectiva médica, para despedirme: para ellos, los voyeristas, es incomprensible esta fiesta.
Ando así, leyendo de fútbol, recordando el fútbol, saboreando el fútbol, durmiendo fútbol, con esta película, con este guion.
La noticia no me sorprende. Murió Walter Bernal, el glorioso Capitán de la Selección del Valle del Cauca, del Club Libertad de Cali.
Walter Bernal, un administrador de empresas, padre de tres hijos, camarada en la cancha, compañero en la construcción y en la creación de las organizaciones deportivas de las personas ciegas y con baja visión en Colombia. Espero que ya se haya encontrado con Yadir López y con Miguel Ángel Ocampo, que se haya cruzado con Francisco Gómez…
A Sarita Bernal Yepes
Apolinar me cuenta de las preguntas de Sarita que desde sus siete años pregunta sobre el cielo y qué hace su papá en el cielo.
Lo primero que se me ocurre es que es azul y como Neruda, creo que el azul es fiesta, una fiesta con amigos, así debe ser el cielo, un constante encuentro, un carnaval, como un partido de fútbol; y claro, ahí está Walter o atajando o en la raya, poniendo orden, llevando el equipo con su voz, prefabricando la jugada, anunciando el gol y, por supuesto, ya tuvo que haber abrazado a Di Stéfano. Sí, el cielo es eso, una fiesta de fútbol con los amigos.
Nosotros cada vez más cerca del olvido, que por si acaso para cuando nos toque, es mejor tener el chivo listo.
A Walter, a Yadir, a Miguel Ángel, a Francisco, a los demás, que nos esperen.
Bogotá, D.E., septiembre de 2016