«… Dios al mar el peligro y el abismo dio,
mas fue en él donde el cielo se miró.»
Fernando Pessoa
La música dibuja un barco
para tu ceguera de espejos ocres,
para tu ceguera de terracota y muros.
La música te dibuja un barco
con trazos de infante
en un paisaje a lápiz.
La música te dibuja el mar,
te trae su canto, su bramido, su llanto.
La música te dibuja el canto de seres míticos.
de olvidos y de penas.
La música te dibuja la sombra de un pájaro,
te dibuja el graznido, su canto, su grito,
y tu… vacía de mar, vacía de espuma,
vacía de alas y plumas,
sin timón ni sextante.
Ciega de noches sin astros,
ciega de sombras y recuerdos,
ahora las manos torpes
que olvidaron las velas y las amarras
solo pueden tejer una mortaja
para el amor y la libertad.
La música se rinde,
se diluyen los cantos de marinería,
desaparecen las siluetas de los barcos,
se borran las focas y las sirenas,
no hay pájaros,
la música recoge los trazos del viento
y las velas del barco se recogen…
el barco fiesta y futuro,
el barco madre y tumba
naufraga en la nostalgia.
Vuelve la música, vibra, sacude,
viene la percusión y la tierra te envuelve
y seca tus lágrimas de náufrago, de sirena encallada,
y la noche recrea las alucinaciones
y la locura descansa en el recuerdo
de un mar dulce y tibio
que se confunde con el primer beso.
«La Dama del Mar» recrea la nostalgia de los pueblos náufragos escandinavos y portugueses que olvidaron el mar y sus caminos, dejaron atrás las olas y los abismos. Ahora repiten los cantos del viento y se consuelan mirando los astros desde el borde de la tierra. La Dama del Mar tiene la tristeza y el violín, saudade, alegría y tambores, tiene cantos de marinería, penas de niña, llanto de mujer, cuenta la historia de amores y traiciones, la Dama del Mar ya no es.
XIV Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, 2014.
Brasil. Director Robert Wilson. Compañía SESC-BOB WILSON
La Dama del Mar, Henrik Ibsen. Adaptación, Susan Sontag
Aquí escribí desde lo que no vi, desde mi breve portugués, desde mi pasión por la música y mis delirios de azul. Este texto lo dedico a quienes desde su bondad y su sensible inteligencia pretenden imponernos, a las personas que no vemos, sus lecturas ópticas a propósito de la escenografía, la fotografía, la luz y el color que ellos creen ver. La ceguera es una puerta abierta al disenso, al diálogo, desde otra lectura, desde lo que no se ve o, si lo prefieren en términos políticos, la ceguera es la resistencia a la tiranía de lo óptico, al unanimismo de la neutralidad visual.